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jueves, 29 de noviembre de 2012




Capitulo 4: Dulce de miel y lavanda.(Fragmento)

Era una mañana fría, Coral, una joven de 16 años, de cabellos ondulados castaños,
de ojos color aguamarinas transitaba por los prados que rodeaban su casa, era el año 1880. Era una joven de dinastía de hechiceros, pues su bisabuela había sido capaz de crear un medallón que controlaba a una camada de demonios. Era la más grandiosa hechicera de aquel siglo. Lo malo, era ser humana, esta joven había nacido sin ningún poder especial, la magia la había rechazado. Pero todos la querían a pesar de ser diferente.
Era su costumbre pasear y nadar por las mañanas en el río River.
Le salieron a su paso, unos malandrines quienes la secuestraron y la llevaron a una cueva donde comenzaron a manosearla y arrancarle la ropa. Estaban decididos a robar su inocencia. La joven intentaba con todas sus fuerzas detenerlos. Sus gritos no eran oídos por sus familiares, quienes aun dormían.
Pero aquella cueva estaba habitada por una gran y horrenda criatura. De nombre Aniel, este demonio llevaba siglos habitando aquel reino olvidado por sus reyes de Amaltea.
700 años habían pasado desde que abandono a la manada, a su hermano y su esposa Demona, de lo unido que estaba seguro, era que su segundo amor había fallecido, pero aun aguardaba encontrar el amor, que como su hermano encontró y de ese modo él descansó llego. Demona, su cuñada vagaba por el mundo en busca de venganza y esperando encontrar la muerte
Aniel se había quedado ciego a causa de proteger a los suyos. Los condenes que conoció siempre lograban alguna parte de su persona. 
Como sea, el defendía su terreno es así, como logró liberar a la joven de los malhechores.
Había despertado por el aroma de miel y lavanda que ingreso a su madriguera.
Los gritos de la joven, le indicaron cuantos eran.
El ciego se contuvo cuando la tuvo enfrente. Aunque no la veía sabía que era indefensa por alguna razón se dedico a devorar a los malandrines que perecieron inmediatamente después de un certero zarpazo.
La joven ataba sus prendas para ocultar su desnudez.
-Si no te diste cuenta soy ciego, por lo cual, no tengo interés en ti.-Respondió fríamente-Vete que estos tipos me mantendrán por la temporada de verano.-Sonriendo, sea lo que seas, gracias por traerme comida.
-Debo ser yo quien se lo agradezca Bestia.-Comento la joven temblando al darse cuenta que la criatura hablaba, había visto de todo, pero la raza de aquel animal, estaban extintas. Había visto un bosquejo en el libro de su bisabuela, por lo cual, supo que era un descendiente o uno de esa camada, que ayudo a destruir a ese terrible conde.
-Las niñas siguen siendo una molestia.-Comento- Lárgate.
La joven se dedico a buscar la salida, al divisar por ultima vez la cueva se percato de que su salvador tomaba la forma humana, un hombre de cabellos blancos, largos. Desnudo, trataba de vestirse con las prendas de los muertos. Ella pudo percatarse que la bestia era aquel que trato de enamorar a su bisuabuela Margoth. 
Sin visión, por proteger a quien amo. Era increíble reunir las piezas. Considero muchas veces, que las bestias obedecían por causa del medallón que los controlaba, pero será 
posible, se pregunto ¿que las bestias aprendieran a cuidar a otras especies? Sería que reconoció a una descendiente de Margoth. Decidio, averiguarlo, por lo cual, vendría a visitarlo cada mañana.
__________________continuará___________________________





























lunes, 26 de noviembre de 2012

martes, 13 de noviembre de 2012